Lisa Rasch se siente como de la realeza cuando llega a su clase de preescolar en la escuela primaria Jeremy Ranch.
"Siempre digo que siento que este es un trabajo de princesas porque, cuando entras, están muy entusiasmados por contarte su día. Te felicitan y te quieren", dice Lisa. "Recibimos abrazos y cumplidos todo el día. ¿Quién no quiere estar rodeado de niños pequeños?".
No hace falta decir que a Lisa le encanta estar con niños: el amor y la alegría son evidentes en cuanto se abre la puerta de su clase.
Tampoco hacen falta palabras entre Lisa y Lisa Clift, la auxiliar de profesor de la escuela. Llevan diez años trabajando juntas, y están tan sincronizadas que muchas veces ni siquiera necesitan pronunciar palabra. Les une el amor por enseñar cosas grandes a nuestros estudiantes más pequeños.
Sentir el consuelo de ese amor es una parte fundamental de la etapa preescolar, especialmente cuando los estudiantes tienen solo 3 años.
"Los niños de 3 años son muy, muy importantes en todo momento, pero especialmente ahora. Son los bebés nacidos durante el aislamiento por la pandemia del COVID-19, y realmente no han estado fuera de casa. A muchos les estamos enseñando a jugar y a relacionarse con los demás".
El aislamiento que muchas familias sobrellevaron para mantener a salvo a estos pequeños se tradujo en pasar poco o ningún tiempo en parques, museos o bibliotecas, y en escasas citas para jugar. Estas circunstancias han planteado una nueva serie de metas a los profesores de preescolar.
Lisa comprueba la lista que ella y Lisa C. están cumpliendo a diario:
~ Mejorar la motricidad fina.
~ Presentar y perfeccionar conductas y habilidades socioemocionales.
~ Enseñar a sus estudiantes a hacerse preguntas entre sí.
"Es tan importante y bueno para ellos pasar tiempo lejos de sus padres con compañeros de su edad (el horario de preescolar es de tres horas, dos días a la semana), aunque sea solo un rato", dice Lisa. "Esto es suficiente para que podamos trabajar con los niños, de modo que adquieran confianza y aprendan que somos un espacio seguro".
Los profesores de preescolar no sólo orientan a sus estudiantes a ambientarse a la escuela, sino que trabajan con buenas habilidades para la salud mental.
"Trabajamos en cómo identificar las emociones. A los 3 años pueden venir gritando, chillando y llorando, por lo que les enseñamos a reconocer estas reacciones. Y en general, una vez que eso ocurre, son capaces de calmarse y decirnos lo que necesitan".
A medida que los niños se van sintiendo cómodos en la escuela, Lisa R. y Lisa C. trabajan juntas para aprovechar el tiempo lejos de mamá y papá, y pueden ver los progresos.
"Medimos el crecimiento varias veces, empezando con una evaluación para ver dónde está cada uno al principio del año. Ahora mismo, a mitad de año, hacemos otra, ¡y es mi favorita porque vemos el mayor crecimiento!".
El crecimiento de los niños de 3 años es el siguiente:
- Cómo encontrar su nombre a partir de la primera letra.
- Reconocer la forma correcta de sujetar un libro (al revés o al derecho).
- Reconocer patrones.
Lisa R. no puede dejar de sonreír cuando dice: "A estas alturas del año... ¡son profesionales!"
Y aunque Lisa se sienta como una princesa cuando enseña, realiza su trabajo con precisión militar.
"Quiero que mis estudiantes tengan una buena impresión de la escuela. El preescolar prepara a nuestros niños para el futuro, y, si se interesan por la escuela, tendrán ganas de aprender. Aprenderán a leer, a escribir, a cambiar el mundo y a hacer de él un lugar mejor. Les estamos enseñando a ser GENIALES."
